sábado, 17 de diciembre de 2011

Inteligencia y Libertad


Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras, para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo; la mayoría, para obtener un trabajo y ganarse con él la vida. Abundan los conocimientos muy interesantes pero sin los cuales uno se las arregla bastante bien para vivir.
Lo que quiero decir es que ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, a voluntad.
Hay ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo <<bueno>> porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos <<malo>>. Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo.
Lo de saber vivir no resulta tan fácil porque hay diversos criterios opuesto respecto a qué debemos hacer. Hay sabios e ignorantes, pero los sabios están casi siempre de acuerdo en lo fundamental. En lo de vivir, en cambio, las opiniones distan de ser unánimes. Si uno quiere llevar la vida emocionante, puede dedicarse a los coches de fórmula uno o al alpinismo; pero si se prefiere una vida segura y tranquila, será mejor buscar las aventuras en el videoclub de la esquina. Algunos aseguran que lo más noble es vivir para los demás y otros señalan que lo más útil es lograr que los demás vivan para uno. Según ciertas opiniones lo que cuenta es ganar dinero y nada más, mientras que otros arguyen que el dinero sin salud, tiempo libre, afecto sincero o serenidad de ánimo no vale nada.En su medio natural, cada animal parece saber perfectamente lo que es bueno y lo que es malo para él, sin discusiones ni dudas. No hay animales malos ni buenos en la naturaleza, aunque quizá la mosca considere mala a la araña que tiende su trampa y se la come. Pero es que la araña no lo puede remediar.
En lo único que a primera vista todos estamos de acuerdo es en que no coinciden en otro punto: a saber, que lo que vaya a ser nuestra vida es, al menos en parte, resultado de lo que quiera cada cual. " Libertad es poder decir "si" o" no"; lo hago o no lo hago, digan lo que digan mis jefes o los demás. Esto me conviene y lo quiero. Aquello no me conviene y por lo tanto no lo quiero. Libertad es decidir pero también, no lo olvides, darte cuenta de que estás decidiendo.
Órdenes y costumbres vienen de fuera y se imponen sin pedir permiso. En cambio los caprichos salen de dentro, brotan espontáneamente sin que nadie mande. A veces seguir las órdenes o las costumbres es lo correcto y hacer lo que conviene. En otras, quizá no sea así. Cuantos más conocimientos tengamos, mejor podremos decidir y estaremos utilizando la inteligencia. La inteligencia, al contrario que la ignorancia, nos hace conocer la realidad, pensar, tener mayor capacidad de decisión y por lo tanto, ser más libres. Si vamos a ser sinceros, tendremos que reconocer que la mayoría de nuestros actos los hacemos casi automáticamente, sin darle demasiadas vueltas al asunto. «No hemos de preocuparnos de vivir largos años, sino de vivirlos satisfactoriamente; porque vivir largo tiempo depende del destino, vivir satisfactoriamente de tu alma. La vida es larga si es plena; y se hace plena cuando el alma ha recuperado la posesión de su bien propio y ha transferido a sí el dominio de si misma».


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